Su forma de panal de abeja se encarga de drenar el agua en sentido vertical y horizontal por encima de la superficie, y de esta manera evita el efecto erosionador. Presenta una gran resistencia frente a los agentes químicos, bacterianos y a la tensión; siendo a la vez un material ecológico y sostenible.
Las paredes de las celdas actúan permitiendo el drenaje del agua y del viento por encima de la superficie. En el caso de que la geocelda se rellene con tierra de siembra, las celdas permiten la hidrosiembra y protegen las distintas raíces que se forman.
Su función es controlar la erosión en la superficie, estabilizar el suelo a través del soporte de la carga, eliminar los problemas de drenaje, revestir y reforzar canales.
Es empleado en la contención de muros, terraplenes y estructuras compuestas. Dada su composición, la geocelda presenta enorme resistencia a los efectos de la corrosión o los grandes cambios de temperatura, por lo cual es adecuado para la protección de la erosión en un talud; instalación en los márgenes de los canales; estabilización de la superficie; y contención de tierras en pendientes.